¡Hola, querida! Hoy quiero hablarte del arte sutil de moverte entre la acción y la receptividad, como si estuviéramos danzando con las energías que nos atraviesan. A veces, sentimos la urgencia de hacer, de avanzar, de materializar nuestros sueños con cada paso firme que damos. En otras ocasiones, percibimos la necesidad de detenernos, escuchar, absorber lo que la vida tiene para ofrecernos. Y en este vaivén, nos preguntamos: ¿cuándo moverse y cuándo esperar?
Si alguna vez has sentido que te debates entre la acción y la pausa, no estás sola. Nos han enseñado a valorar el movimiento, la productividad, la conquista de objetivos. Pero también hay sabiduría en el silencio, en la contemplación, en la apertura a lo que el universo nos quiere mostrar. La clave no está en elegir uno sobre el otro, sino en aprender a armonizarlos, como si se tratara de un baile donde ambos aspectos son necesarios para que el movimiento fluya.
¿Peleando o danzando con las energías?
Con cierta frecuencia, sientes un fuego interno que te empuja hacia adelante. Surgen ideas, proyectos, ganas de construir, de transformar. Es la energía de la acción, la que enciende la chispa y te lleva a hacer que las cosas sucedan. Sin embargo, incluso en medio del frenesí creativo, hay instantes en los que el alma te pide detenerte, respirar, mirar a tu alrededor y simplemente recibir. Esa es la energía de la receptividad, igual de poderosa, aunque en apariencia más sutil.
Ser receptiva no significa ser pasiva. Al contrario, es una forma profunda de apertura que te permite conectar con la intuición, con las sincronicidades, con los mensajes que el universo despliega ante ti cuando estás dispuesta a escuchar. No se trata de quedarte inmóvil esperando amiga, sino de saber cuándo soltar el control y permitir que la corriente de la vida te guíe.
El equilibrio en movimiento
La verdad es que no hay una fórmula fija, un manual que dicte cuándo accionar y cuándo recibir. Todo es dinámico, y lo que hoy requiere de tu empuje, mañana puede necesitar de tu silencio. Lo importante a mi entender es que aprendas a desarrollar esa sensibilidad para leer el momento, para entender cuándo es tiempo de moverte con determinación y cuándo es momento de hacer una pausa y abrirte a lo que está llegando a tu vida.
Tal vez has notado que cuando fuerzas las cosas, cuando te empeñas en avanzar sin escuchar, el camino se torna más complejo. En cambio, cuando te permites fluir con inteligencia, cuando actúas con claridad pero también con la disposición de adaptarte con flexibilidad, todo parece acomodarse con mayor naturalidad.
La Metáfora de la taza y el platillo
Me encanta esta metáfora de la vida y las relaciones humanas: imagina por un momento una taza y su platillo. La taza es abierta, receptiva, lista para recibir lo que se vierta en ella. Simboliza la intuición, la creatividad, la capacidad de recibir inspiración y aprendizaje. Por su parte, el platillo es la base estable, la estructura que sostiene y equilibra. Sin el platillo, la taza estaría más expuesta a volcarse; sin la taza, el platillo carecería de propósito.
Como ves, esta imagen nos recuerda que ambas energías son necesarias. Hay momentos en los que necesitas abrirte, permitir que la vida vierta en ti experiencias, conocimientos y conexiones. Y hay otros en los que ser la base firme, la que sostiene, la que actúa con dirección y determinación.
Aprender a moverte con consciencia
En esencia, danzar con las energías no es otra cosa que aprender a identificar lo que el momento te pide. Si sientes que estás empujando demasiado, que la vida no fluye, quizá sea tiempo de dar un paso atrás, de escuchar, de permitir que las respuestas lleguen en lugar de forzarlas. Por el contrario, si te das cuenta de que estás demasiado inmóvil, esperando que todo suceda sin tomar iniciativa, quizá sea momento de levantarte y dar el primer paso.
Y como en todo en esta vida
La magia está en el equilibrio. ¡En ir danzando con las energías llevando el paso! En saber cuándo actuar y cuándo recibir, cuándo liderar y cuándo dejarte guiar. Haz que tu vida se convierta en una danza fluida, donde cada movimiento tiene su momento
Para que de esta manera, en lugar de luchar con las energías, te conviertas en su compañera de baile
Fluir como el cauce de un río
Fluir con la vida no es simplemente una idea poética; es una forma de vivir que nos permite abrazar la totalidad de nuestra experiencia sin la lucha constante de querer controlar cada aspecto del camino. La vida es un ciclo de movimientos, de expansión y contracción, de luz y sombra. Comprender esto que la naturaleza nos muestra constantemente, nos permite soltar la resistencia y sumergirnos en el flujo natural de la existencia.
El arte de sintonizarse con el ritmo de la vida
Piensa en las estaciones: cada una tiene su propio propósito y energía. La primavera trae renovación y crecimiento, el verano nos invita a la acción y a la expansión, el otoño nos recuerda la importancia de la reflexión y el invierno nos regala la quietud y el descanso. ¿Por qué forzarnos a ser siempre productivas, a estar siempre en movimiento? Si en invierno sientes que tu energía baja, en lugar de presionarte, permítete descansar y nutrir tu mundo interior. Así, cuando llegue el momento de florecer nuevamente, estarás preparada desde la raíz. ¡Y estarás danzando con las energías de la acción con nuevos ímpetus!
Entender cuándo es el momento de empujar y cuándo es el momento de soltar.
Que gran arte este, ¿ Verdad?
Con mucha frecuencia, insistimos en sostener una relación, un proyecto o un plan que claramente está estancado. En lugar de forzar, intenta dar un paso atrás. Observa. Deja espacio para que surjan nuevas oportunidades. La rigidez nos aleja del crecimiento; la flexibilidad nos permite evolucionar con ligereza.
Equilibrar razón e intuición
Vivimos en un mundo donde se valora la lógica y el análisis, pero ¿qué hay de la intuición? Tomar decisiones solo con la razón puede dejarnos atrapados en un sinfín de cálculos sin encontrar respuestas realmente satisfactorias. Por otro lado, cuando combinamos la lógica con la escucha interior, podemos actuar con mayor claridad y confianza. Si tienes que tomar una decisión importante, analiza los datos, pero luego tómate un momento de silencio y autocuidado. Respira. Siente si la elección que estás considerando resuena contigo.
Escucha a tu cuerpo, ¿ Se abre o se cierra?
Y tu corazón , ¿ Que dice?
La mente estructura, pero el corazón guía.
Dar y recibir: el equilibrio en las relaciones
Desde luego, ser un apoyo para los demás es hermoso, pero ¿qué ocurre cuando nos agotamos por dar sin medida? Imagínate como una taza y un platillo: a veces eres la taza que recibe el apoyo de otros, y otras veces eres el platillo que sostiene con amor. Si solo das, sin permitirte recibir, terminas vacía. ¡No estarías danzando con las energías, sino bailando sola! Aprender a pedir ayuda, a aceptar amor y a descansar en el cuidado de los demás es un acto de amor profundo.
De la misma manera, en un conflicto, podemos elegir entre imponer nuestro punto de vista o crear un espacio para el diálogo. ¿Qué pasaría si en lugar de aferrarte a la necesidad de “tener razón”, simplemente escucharas con verdadera apertura? Muchas veces, la solución no está en ganar la discusión, sino en encontrar una comprensión mutua.
Como ves, esta danza de energías está en todos los aspectos de tu vida:
- En el ámbito profesional:
- Acción: Aprende, trabaja con disciplina, expande tu red de contactos y concéntrate en avanzar.
- Pausa: Al final de cada proyecto, detente. Evalúa qué funcionó y qué podrías mejorar. Deja espacio para que nuevas ideas florezcan.
- En la creatividad:
- Acción: Dedica tiempo a escribir, pintar, construir. Sin duda, la creatividad necesita estructura para manifestarse.
- Pausa: Sal a caminar, medita o simplemente aléjate un momento. Por increíble que parezca, las mejores ideas suelen llegar cuando no las persigues.
- En el bienestar físico:
- Acción: Entrena con disciplina y desafía tus límites. Bien sea en el gym o en clases de baile.
- Pausa: Por supuesto, de tanto estar danzando con las energías de la acción física, llegarás al agotamiento. Permite que tu cuerpo se recupere. Escucha sus señales y dale el cuidado que necesita.
- En la resolución de problemas:
- Acción: En estos casos, enfrenta los desafíos con decisión, busca soluciones y avanza.
- Pausa: Algunas veces, soltar un problema complejo por un tiempo permite ver nuevas perspectivas que antes no considerabas.
Te invito a llevar esta danza a tu vida, a ponerle consciencia y empezar a vivir con más integridad
¡Poco a poco, notarás la diferencia! Este ir y venir entre acción y pausa no solo evita el agotamiento, sino que te mantiene abierta a la inspiración y la intuición, a la vida
Otro de los temas de los que también me encanta hablarte es sobre sexualidad y erotismo, qué también son parte de la manifestación de las energías de las que te hablo en este post.
Te propongo que sigas leyendo mis post sobre sexualidad somática y la huella erótica.
Ir danzando con las energías y encontrando el sagrado equilibrio
En el centro de todas las dualidades—luz y sombra, dar y recibir, hacer y ser—se encuentra un espacio de quietud. Un núcleo interno que permanece firme sin rigidez, flexible sin perder su esencia. De hecho, la estabilidad real no se trata de quedarnos estáticas, sino de saber movernos con la vida sin perdernos en el caos.
Desde esta perspectiva, no necesitas luchar contra la corriente ni entregarte por completo a su capricho. La verdadera maestría está en sostener la tensión de ambos extremos, en moverte con consciencia y confianza dentro de este baile constante. ¿Cómo lograrlo?
Es un camino, que yo sigo recorriendo
Te cuento algunas cosas que a mi me ayudan:
- Conéctate con el presente. La estabilidad nace de estar aquí y ahora, sin quedarte atrapada en lo que fue o en lo que podría ser. Encuentra momentos para volver a lo indio que realmente importa, este momento
- Observa sin apego. La vida se mueve con sus propios ritmos. Por eso, en lugar de etiquetar cada experiencia como buena o mala, deja que sea y aprende de ella. Deja que la vida sea para enamorarte de ella
Actúa con intención, pero suelta el control. Es decir, haz tu parte con determinación y luego confía en que el universo hará el resto.
Cuando sientas que pierdes el equilibrio, recuerda: No se trata de encontrar un punto fijo, sino de aprender a danzar con el cambio, con confianza y fluidez. ¡Ahí, en ese movimiento armonioso, es donde encuentras tu verdadero poder! Gracias por leerme, amada.
Si te surgen dudas o quieres hacer este camino acompañada, ¡ No dudes en contactarme!
Abrazos,
Alba